Mitologia /Creencias

 

Aún durante el siglo VI de nuestra Era, Martín Dumiense en su "Correctione Rusticorum" condenaba la costumbre de los ástures de poner velas en las fuentes, árboles y cruces de caminos, así como de adorar a las piedras, siendo todos ellos lugares donde se manifestarían las divinidades. Según se fue consolidando el cristianismo, las viejas deidades quedaron arrinconadas como mitos y supersticiones, aunque se mantendrían con esa consideración y con fuerza hasta bien entrado el siglo XX.

Largo y trabajoso fue el proceso cristianizador de Asturias. Mientras que las clases señoriales y cultas abrazaban con entusiasmo la fe oficial, el pueblo mantenía un sincretismo religioso que se reflejaba en todas las manifestaciones de su mundo espiritual, pues lo mismo que sucedió con la romanización, la Iglesia fue adaptando el proceso cristianizador a las condiciones de cada sociedad. Asi tenemos como los viejos lugares sagrados son transformados en lugares de culto por la nueva religión: montes, fuentes, cruces de caminos, cuevas, dólmenes y hasta castros acogen ermitas, capillas, cruces o cruceros, símbolos visibles del reinado de Cristo en la tierra. Esta persistencia de las antiguas creencias se ve en los escritos del Obispo Aponte de Quiñones, que en el siglo XIV afirmaba que la fe cristiana "se mantenía de milagro en las Asturias rodeada de la común ignorancia". O como en el siglo de las luces, el XVIII, el Obispo González Pisador elabora unas "Constituciones Synodales del Obispado de Oviedo", con el fin de erradicar la liberalidad de las costumbres sexuales de los asturianos de la época y los restos del paganismo panteista que todavía sobrevivía entre la gente del viejo Principado.

Este sistema mítico asturiano está emparentado con sus homólogos de la Europa Atlántica en la que, como afirma Ramón Baragaño "predomina la raigambre céltica". Y dentro de este sistema, es necesario hacer una referencia a los seres míticos asturianos, quizás su elemento más popular. Son seres que habitan junto con los asturianos toda la geografía mítica del País: seres relacionados con fuentes y cuevas (la xana, el cuélebre), con la mar (el pataricu, la serena,l'home marín), con el bosque (el busgosu o mofosu), con el hogar y la actividad humana (el trasgu, el sumiciu), con la muerte (el güercu, la güestia, la guaxa, el carru la muerte), sin función determinada (el diañu burllón, el pesdiellu,l'home Ilobu). Son seres que junto animales con virtudes humanas y a veces mágicas, pueblan la rica literatura popular asturiana, trasmitida a través de los siglos en los labios de los hombres y las mujeres de esta tierra.

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